El fuego crepita pero en esta ocasión no hay una “bruja” entre las llamas pagando por la superstición de un país. Nadie corre por las calles huyendo de una cultura que retrata una sociedad luterana creyente y supersticiosa. La magia, el miedo y la desconfianza, hoy no se unen para alejar la ira divina…
En esta ocasión lo que estos países escandinavos envían a la hoguera es basura…orgánica para ser más exactos…
Importar basura. Dinamarca, Noruega y Suecia son pioneras.
Los noruegos tienen una especial predisposición por el cuidado de la naturaleza. Estos países europeos hacen que funcione este modelo de generar energía; una medida ecológica de gran alcance.
El 12% de los residuos en su planta ubicada en Oslo es importada. Sus 1,4 millones de habitantes superó con creces el tope de residuos. “Cómo renovarse es lo que toca”, ahora importan desechos de otros países para alimentar las plantas que generan calefacción y electricidad.

Noruega ha conseguido que sus habitantes clasifiquen su basura, sin duda una sociedad comprometida con el medio ambiente que da un destino diferente a la separación por colores de sus residuos antes de ser recogido por camiones recolectores.
Suecia y Noruega tienen claros el cuidado medioambiental y el de sus ciudadanos. Las escuelas de Oslo reciben electricidad de estas plantas y casi la mitad de la capital cuenta con calefacción gracias a este método de energía reciclable. Desde 2009, importa desde municipios de Inglaterra.
Tras la incineración, un 20% de la basura ingresada se convierte en cenizas que son enterradas en rellenos sanitarios. Procesan un total de 410.000 toneladas de basura anual.
Los noruegos consideran un servicio la importación de su basura, por lo que, cobran a los ingleses entre 30$ y 40$ por tonelada lista para incinerar, eso sí, libre de plásticos, metales y vidrios.
El caso sueco
Suecia importa 700.000 toneladas de residuos procedentes de otros países como Italia y Reino Unido para abastecer a 32 centros de energía. El 99% por ciento de la basura se recicla, su reto es que su país produzca cero basuras. Educar en la revolución del reciclaje a los suecos no les ha costado un gran esfuerzo. Los habitantes separan y depositan en contenedores especiales que tienen en sus viviendas para luego trasladar a estaciones de reciclaje.

Los diarios se convierten en masa de papel; las botellas se funden en nuevos elementos; los envases de plástico se convierten en materia prima plástica; los alimentos se convierten en abono para el suelo o en biogás a través de un proceso químico complejo.
El desperdicio de agua se purifica hasta el punto de ser potable. Camiones de basura especiales van alrededor de las ciudades y recogen la basura electrónica y los residuos peligrosos, como los productos químicos.
El 50% de la basura doméstica se quema para producir energía a 810.000 hogares. También proporciona corriente a 250.000 viviendas.
Curiosidades…
Finalmente, están los carros de basura con música. Una de las ciudades de Suecia, Helsingborg, optó por equipar los carros de basura con altavoces que emiten música agradable, como dicen, «todo en nombre del reciclaje» y para hacer que el paso del camión sea una experiencia entretenida y para nada escandalosa, ponen su nota.
Dinamarca
Y Dinamarca es, por méritos propios, la campeona europea en lo que a la incineración de residuos se refiere. Tiene 23 plantas capaces de quemar 3,8 millones de toneladas de residuos al año y producir una quinta parte de toda la energía que se usa para la calefacción urbana del país.
Dinamarca lleva mucho tiempo queriendo convertirse en «la Arabia Saudí de las renovables» pero, sencillamente, no puede hacerlo sin perder muchísimo dinero en el camino.

Sobre este tema hablaremos en un próximo post.
Y es todo por hoy.
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